La visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio a México fue más que un encuentro diplomático: significó la confirmación de que la relación bilateral ya no se construye desde el sometimiento, sino desde el respeto y la dignidad nacional.
El propio embajador norteamericano, Ronald Johnson, lo reconoció públicamente: “Nuestra cooperación da resultados. Colaboramos como nunca antes, impulsados por el presidente Donald Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum”. Un mensaje que refleja que incluso desde Washington se acepta que la 4T ha cambiado las reglas del juego: México ya no es patio trasero, sino un socio de tú a tú.
En la reunión oficial, Claudia Sheinbaum puso sobre la mesa los cuatro ejes fundamentales de la nueva etapa de cooperación: reciprocidad, respeto a la soberanía, responsabilidad compartida y confianza mutua. Estos principios marcan la diferencia frente al viejo régimen, que se arrodillaba y entregaba los intereses nacionales.
Rubio, por su parte, centró su discurso en la seguridad fronteriza, el combate a los cárteles y la cooperación económica. Sin embargo, Sheinbaum dejó claro que estos temas no pueden abordarse sin reconocer la soberanía mexicana y la corresponsabilidad de ambos países.
El canciller Juan Ramón de la Fuente detalló que se establecerá un mecanismo de coordinación de alto nivel, que sesionará de manera periódica para dar seguimiento a los compromisos y garantizar resultados tangibles.
En otras palabras, con Sheinbaum México ya no recibe órdenes: coopera, pero desde la firmeza y la dignidad. El tiempo del servilismo quedó atrás; hoy, la Cuarta Transformación demuestra que se puede dialogar con Estados Unidos sin entregar la soberanía y sin claudicar al mandato del Pueblo.